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lunes, 8 de marzo de 2010

Una (1998), Lydda Franco Farias



Una (1998)
UNA (1998)

UNA amanece
con el cuerpo de cera
con la víspera haciendo piruetas
con ojeras que delatan los retorcimientos del amor
UNA sabe que tiene prejuicios
y los va perfeccionando
UNA es apolítica
UNA no se mete en camisa de once varas
UNA estampa el beso curricular
Él se va con sus ínfulas
con su ontológico suficiente
UNA comparece ante el tribunal de los hijos
y cede ante la tiranía de los hijos
UNA tiene el deber de ser bella
porque entre otras cosas para eso está UNA
y para comprar lo que nos vendan
y para sufrir por la muchacha de la telenovela
que es tan desgraciada (la muchacha y la telenovela)
y para llorar de felicidad porque a la final
el sapo se convierte en magnate y se casa con
ELLA
UNA es tan sentimental
UNA es tan fiel tan perrunamente fiel
qué asquerosamente fiel es UNA
UNA se asoma al espejo y comprueba lo que no es
sabe qué cara va a poner
qué silencio va a arriar
qué píldora de domesticidad va a tener que tragarse
qué anticonceptiva es UNA
UNA queda tendida
knock out
para reaparecer al día siguiente
pidiendo la revancha

o ...

Para ti soy tal vez una huera mujer con el cabello levemente despeinado
digna de un cuadro renacentista o de un ardiente cumplido
o de un piropo (dicho como el azar/con rebuscada elegancia)
de sobra sabes que me avergüenzo de ese otro ser que me esquilma
y me avasalla de repetir hasta borrarme el gesto heredado de pálidas enhiestas amas de casa remotísimas
pero ciertamente hay un rótulo en la sangre
una danza del vientre una marca rotunda
ten en cuenta muchacho de las cavernas
que he ido ganando el derecho a perder de igual a igual el paraíso
la paciencia a compartir la cama
el santo y seña
el mundo fifty fifty o no hay trato
vete acostumbrando hombre voraz
mujer no es sólo receptáculo flor que se arranca y herida va a doblarse en el florero
al fondo de la repisa entre santos y candelabros y trastos de cocina
una mujer es una mujer más sus uñas y sus dientes
lo siento caballero de la brillante armadura

aquella doncella rompió el molde: creció
***
mientras dormía me crecieron alas
al principio ni yo misma lo creí
hice cálculos sobre las ventajas y desventajas de este suceso inesperado
decidí ensayar un vuelo corto
tropecé contra los vidrios de las ventanas
no me di por vencida
llegué a libélula
fui uno que otro pájaro
ave de rapiña
mi ambición no tuvo fronteras
fui escalando jerarquías hasta agotarlas todas
ahora soy un ángel
y me aburro



Lydda Franco Farías, poeta venezolana. Nace en la Sierra de Luís, estado Falcón, en Enero de 1943 y muere en Maracaibo el 2 de agosto de 2004.

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